Por ahí dicen que la vida nos presenta grandes oportunidades de la manera más extraña y sobre todo en donde menos lo esperamos. Para muchos la oportunidad de encontrar un buen empleo, de comprar algo deseado en una oferta o de realizar un viaje radica en estar en el momento y lugar adecuado. Y si acaso nos perdemos de esa posibilidad nos damos de topes contra la pared.
Para los actores la vida opera exactamente igual, y en la industria del cine un “si” o un “no” pueden marcar la diferencia en el rumbo que tomará su carrera.
Varios son los ejemplos de aquellos a los que les pasó la oportunidad de hacer “el papel de su vida” y a continuación se los presentamos.
El Silencio de los Inocentes (1991), recibió el desdén de quienes serían los protagonistas, pues ni Michell Pfeiffer ni Jeremy Irons aceptaron los papeles de Clarice Sterling y Hannibal Lecter, respectivamente. En su lugar Jodie Foster y Anthony Hopkinsfueron quienes recibieron los elogios y las estatuillas del Oscar por encarnar a dichos personajes en la cinta.
¿Se imaginarían a Tom Cruise con navajas y tijeras en vez de manos o viajando con toda su familia en una combie amarrilla?, pues al menos él no. Y fue justamente esa falta de visión lo que lo llevó a rechazar los papeles de Edward en El joven manos de tijera (1990) y el de Richard Hoover en Pequeña Miss Sunshine (2006). Dichos personajes los hicieron finalmente Johnny Depp (catapultándolo a la fama) y Greg Kinnear (logrando una nominación al Oscar).
Otro que le hizo el feo a Hannibal Lecter fue Sean Connery, quien no conforme con eso se dio el lujo de decirle que no a Morpheo de Matrix (1999) dejándole la gloria (al menos por esa película) a Laurence Fishburne. Si esto suena haber sido una mala decisión, imagínense lo que paso por la cabeza de Connery al ver el resultado de la saga de El Señor de los Anillos después de haber rechazado ser Gandalf, personaje finalmente interpretado por Ian MaKellen.
Y siguiendo a los que le hicieron el feo a un papel, están Meg Ryan y Demi Moore las que dejaron pasar a Vivian Ward en Mujer Bonita (1990), personaje que puso en el mapa a Julia Roberts.
Esta también el caso de los directores que dejaron de lado algún proyecto por no lograr que los productores aprobaran a su reparto. Un ejemplo de esto es Steven Spielberg quien dejo el barco de Harry Potter y la Piedra Filosofal (2001) cuando el joven actor Haley Joel Osment (El Sexto Sentido, 1999) fue rechazado para personificar al niño mago. Al final el proyecto fue dirigido por Chris Columbus quien propuso al desconocido, y ahora famoso y millonario, Daniel Radcliffe.
Estos son sólo algunos de los ejemplo de lo que ocurre todos los días en el negocio de Hollywood, y es que el poder de una decisión puede marcar la carrera de cualquier persona ahí.