
Netflix | 2020
Para muchos, la existencia de la monarquía es una idea que ya no tiene cabida en nuestro mundo moderno, por lo que ese continuo interés por las reinas y princesas pareciera ser más una consecuencia de la curiosidad por descubrir los detalles de su vida privada. Y eso es algo que The Crown, serie insignia de Netflix ha demostrado una vez más con el estreno de su temporada número cuatro.
Si bien el eje principal de este show es la historia de Isabel II (Olivia Colman), la monarca más longeva del Reino Unido, en esta ocasión el foco se traslada a algunos de los personajes que no habían tenido tanto atención. Es así que ahora incluso los príncipes Andrés y Eduardo, los hijos menores, hacen su aparición en un episodio centrado en su relación con su madre.
Pero quien recibe mayor protagonismo es Carlos (magnifico Josh O’Connor) pero, como muy probablemente ya este acostumbrado, dicho interés llega a él gracias a la aparición de Diana, una de las figuras más queridas de la realeza británica.
De hecho, esta nueva tanta de episodios de The Crown está centrada en dos mujeres que fueron sumamente importantes para la historia británica (y del mundo), Lady Di y la ex primera ministra Margaret Thatcher.
Primero, hablemos Diana. La elección de Emma Corrin resulta un gran acierto pues logra capturar la inocencia y la vulnerabilidad, además de la decepción y el sufrimiento de una mujer que creyó que su vida sería un mundo de ensueño y que más tarde descubriría, estaba por transformarse en una pesadilla.
Al respecto resultan interesantes dos decisiones tomadas por Peter Morgan, creador de la serie, por un lado el no incluir la boda de Diana y Carlos, lo cual termina por ser una buena decisión considerando que se trata de imágenes muy reconocidas por el público y que a pesar del tiempo se mantienen en la memoria de las personas.
El otro acierto es el hecho de que no se haya omitido la bulimia que por mucho tiempo padeció Diana pues, aunque es información conocida, ayuda a entender lo difícil que fue para ella el integrarse a la familia real y lo tormentoso que resultó su matrimonio con el heredero al trono.
La otra figura central en The Crown es Margaret Thatcher, la “dama de hierro”, quien pasó a la historia por ser uno de los personajes políticos más controvertidos de la época reciente.
La interpretación de Gillian Anderson está enfocada en el aspecto físico, por lo que sus gestos, movimientos e incluso su forma de hablar son lo más destacado. No obstante, esto no evita que se busque ofrecer una dimensión más humana que permita verla como no sólo como una política extremadamente intransigente que suele menospreciar a otras mujeres, sino también como alguien incapaz de separar su vida profesional de su papel como esposa y madre de familia (como se demuestra cada vez que cocina y prepara la mesa para los integrantes de su gabinete).
Si bien The Crown nunca se ha caracterizado por hacer una crítica demasiado profunda a la monarquía o a sus integrantes, los pasajes elegidos por Morgan permitían dimensionar (y en ocasiones cuestionar) la forma de actuar de la reina y sus allegados ante eventos trágicos o de importancia política.
Sin embargo, lo retratado en estos diez episodios no se siente con la suficiente fuerza como si ocurría en las temporadas previas. Es así que eventos como los atentados del Ejército Republicano Irlandés (IRA, por sus siglas en inglés) o la Guerra de las Malvinas quedan explorados casi de forma anecdótica.
Aquí cabe destacar el episodio dedicado a Michael Fagan (Tom Brooke), el hombre que irrumpió en el palacio de Buckingham y llegó hasta la habitación de la reina, el cual sirve da un vistazo (de nuevo, un tanto superficial) a la turbulenta década de los ochenta pero desde la perspectiva de la gente normal.
Lo que The Crown sigue haciendo muy bien es su trabajo actoral destacando, además de los nombres antes mencionados, lo mostrado por Tobias Menzies como el príncipe Felipe y Helena Bonham-Carter como la princesa Margarita, quienes se despiden para pasar la estafeta a Imelda Staunton, Jonathan Price, Lesley Menville, Dominic West y Elizabeth Debicki.
Será interesante la quinta temporada, pues explorará uno de los eventos más trágicos de la monarquía (y que ya ha sido tratado por el propio Peter Morgan en una obra previa), la muerte de Diana.
Al igual que la monarquía, la curiosidad (por no llamarle morbo) seguirá presente.
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Publicado originalmente en: FILMSTERIA!














