Crítica | Tierra de Cárteles

Pantelion, 2015

Desde hace unos días, en la cartelera de la Ciudad de México se puede ver el documental Tierra de Cárteles.

En este trabajo, dirigido por el norteamericano Matthew Heineman, se presenta de manera paralela, la historia de dos hombres. Uno, Tim Foley, un veterano del ejército norteamericano. El otro es José Manuel Mireles, uno de los fundadores y líder del movimiento de autodefensas en Michoacán.

Separados por miles de kilómetros, ambos hombres han decidido hacerle frente a un mismo problema: los carteles de la droga mexicanos.

Mientras el primero narra cómo ha decidido evitar que los narcotraficantes ingresen a su país. El otro, muestra la manera en que la población optó por levantarse en armas en contra de los grupos criminales.

Hablar de narcotráfico no es cosa sencilla, como mucho menos debe serlo trasladar la temática a una película. Y justo eso es lo que se ve en pantalla, pues Heineman toma la decisión incorrecta sobre el rumbo que debe tomar el documental.

Para él, ambas narraciones tienen la misma relevancia y lo cierto es que no es así. En ese intento por crear una conexión entre ambos “personajes”, el director deja escapar la oportunidad de contar una historia mucho más grande e interesante: el auge y caída de las autodefensas.

El material que logró en su seguimiento a Mireles y su grupo, es tan vasto y rico como descarnado, que daba la oportunidad de ofrecer el testimonio de un momento sumamente complejo en la historia reciente de nuestro país.

Y aunque hay esbozos de esto que se quedó en posibilidad, Heineman se pierde a la hora de explotar a sus protagonistas (el propio Mireles o Estanislao Beltrán, otro de los líderes del movimiento). En cambio, decide darle pantalla, aunque mínima, a un hombre (Foley) cuyo mayor conflicto es su propia paranoia.

La realidad puso frente a Matthew Heineman una gran narración sobre la corrupción y la búsqueda del poder (temas tan sonados en los últimos días). En cambio, opto por cuestionar las motivaciones de dos hombres levantados en armas, que aunque también una línea argumental muy válida, se queda a medias.

Tierra de Cárteles, narra una realidad sumamente cruda, y aunque el resultado del filme es desigual, se trata de un documento que vale la pena conocerse.