Si bien la discriminación siempre ha estado presente en nuestra sociedad, en la actualidad se ha convertido en un tema de análisis frecuente. El cine, como el resto de las expresiones artísticas, se ha dado a la tarea de exponer lo doloroso y dañino que es para el ser humano ser víctima del odio.
Uno pensaría que dentro de las comunidades que son segregadas existe completo apoyo de y para sus integrantes. La realidad es que no siempre es así, incluso entre los grupos discriminados, existe discriminación. Este es el tema central que aborda la cinta ganadora del Oscar a Mejor Película de este año, Luz de Luna.
Dirigida por Barry Jenkins, esta cinta nos presenta a Chiron, un niño negro que vive en una de las zonas más violentas y marginadas de Miami. Si su entorno ya se antoja complicado, hay que agregarle el acoso que sufre por parte de sus compañeros de escuela y la adicción a las drogas de su madre.
Para contarnos su historia, el guion escrito por el propio Jenkins y por Tarell McCraney, es dividido en tres capítulos, en cada uno de ellos nos narran un momento específico y determinante en la búsqueda de la identidad de Chiron: su infancia (Alex R. Hibbert), su adolescencia (Ashton Sanders) y su madurez (Trevant Rhode).
En cada uno de estos episodios vemos como ciertas personas se convierten en determinantes en el camino que este personaje irá tomando para el resto de su vida. Está su madre (Naomi Harris), una mujer adicta a las drogas y está Kevin (Jaden Piner, Jharrel Jerome y André Holland) con quien creará un lazo muy importante.
Sin embargo, es Juan (Mahershala Ali), quien se convertirá en el referente más importante en la vida (y en la historia) de este niño. En él, Chiron, encuentra no sólo un “modelo” a seguir, también a una persona que es capaz de hablarle con total honestidad.
Si bien, la personalidad de este muchacho se va modificando, hay algo que permanece a lo largo de los años, y eso es su enorme tristeza. En su mirada no hay otra cosa que desconsuelo; de hecho, todo a su alrededor tiene este mismo semblante.
Barry Jenkins demuestra una gran habilidad para ponernos en este tono melancólico. Sus imágenes transmiten enorme empatía por sus personajes. No obstante, pese a sus grandes virtudes tras la cámara (que remite al trabajo del director hongkonés Wong Kar Wai), habrá que reconocer que el resultado de cada uno de los tres capítulos en los que se divide Luz de Luna, es desigual. Inclusive el juego que hace con los clichés alrededor de la comunidad negra de los Estados Unidos, pueden parecer un tanto burdo y para algunos, rayar en lo telenovelesco.
A pesar de lo anterior, la relevancia de Luz de Luna viene desde el fondo de su narración, pues nos habla si de homosexualidad, pero también de la incongruente segregación al interior de las minorías. Nos habla si de la búsqueda de identidad por la que pasamos todos los seres humanos, pero también sobre lo que significa reconocerse y aceptarse como alguien diferente a los demás, temas que van más allá del color de nuestra piel.
Habrá que esperar que el público logre darle la importancia que merece Luz de Luna y el relajo que se armó en la pasada entrega del Oscar no termine opacando las cualidades que le llevaron a obtener la estatuilla a Mejor Película.
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Ficha Técnica
Titulo original: Moonlight/País: Estados Unidos/Año: 2016/Director: Barry Jenkins/Elenco: Trevante Rhodes, André Holland, Janelle Monae, Ashton Sanders, Jharrel Jerome, Naomi Harris, Mahershala Ali, Alex R. Hibbert/Guion: Barry Jenkins, Tarell McCraney/Música: Nicholas Britell/Fotografía: James Laxton/Duración: 111 minutos
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