Cuando alguien escucha el nombre de Jackie Kennedy es casi inevitable pensar en aquella mujer de vestido y sombrero pill-box rosa tratando de cubrir el cuerpo herido de su esposo, misma que se ganaría el título de la Primera Dama más popular del mundo.
Sobre ella se ha hablado y escrito mucho, pero siempre se le ha abordado como un personaje secundario en la historia de los Estados Unidos, por ello resulta aún más relevante la llegada de una película como Jackie.
Dirigida por Pablo Larraín y protagonizada por la ganadora del Oscar, Natalie Portman, esta cinta hace un acercamiento bastante interesante a la ex Primera Dama de los Estados Unidos, una mujer que a pesar del tiempo sigue siendo tan relevante.
Larraín se aleja de la clásica película biográfica, es decir, aquí no vamos a conocer a Jackie desde su niñez o su adolescencia, de hecho, la narración nos ubica tan sólo unos días después del asesinato del presidente John F. Kennedy (Caspar Phillipson).
A partir de ahí, el director chileno se dedica a desmenuzar las muchas facetas de esta mujer. Por un lado, nos presenta a Jackie en su papel de Primera Dama, mientras lleva a una televisora en un recorrido por la Casa Blanca.
Pero también, vemos a una Jackie confundida y trastornada a causa del asesinato de su esposo mientras recorrían las calles de Dallas, Texas.
Por si esto no fuera suficiente, además nos muestra a una Jackie que busca desesperadamente evitar que la presidencia y la figura de John F. Kennedy sean enterradas en el olvido (como ocurrió con otros presidentes) por el pueblo norteamericano.
Para lograr contarnos todo lo anterior, Larraín nos narra la historia en diferentes tiempos, los cuales van alternándose entre sí, ofreciéndonos cada uno de ellos, un fragmento de la compleja figura que era en realidad Jacqueline Kennedy.
La vemos como pocas veces había sido mostrada, sí como la fundadora de ese modelo de Primera Dama discreta y elegante, al que muchas esposas de dignatarios de todo el mundo, (incluidas las de nuestro país) aspiran alcanzar; pero también como una mujer frágil y destrozada por el dolor.
Se le muestra decidida a imponer, por primera vez, su voluntad al querer darle a su marido el funeral más mediático que el mundo hubiera presenciado hasta ese momento. Pero también, se le muestra como alguien a punto de la locura mientras deambula por las habitaciones de su amada Casa Blanca.
Un elemento que brilla de manera importante en esta película es la gran banda sonora creada por la compositora Mica Levi, la cual envuelve a la narración en un tono fantasmal, casi de terror. Mientras que en el caso de Natalie Portman, los matices que consigue en cada una de las “caras” de Jackie, son más que notables.
Con todo y estas virtudes, el guion de Noah Oppenheim se nota irregular pues no todos los relatos que dividen la historia están bien logrados. Y si bien, los momentos en que Jackie interactúa con el periodista (Billy Crudrup) y el sacerdote (John Hurt) permiten ver otras facetas de esta mujer, llegan a ser un tanto excesivos.
Pese a lo anterior, la aproximación que el latinoamericano Pablo Larraín consigue del mítico personaje en que se ha convertido Jacqueline Kennedy es realmente valiosa, en especial por una escena, donde se deja claro que a pesar de los esfuerzos de Jackie por lograr la inmortalidad de su marido, fue ella quien afianzó su legado al mundo.
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Ficha Técnica
Titulo original: Jackie/País: Chile-Francia-Estados Unidos/Año: 2016/Director: Pablo Larraín/Elenco: Natalie Portman, Peter Sarsgaard, Greta Gerwig, Billy Crudup, John Hurt, Caspar Phillipson/Guion: Noah Oppenheim/Música: Mica Levi/Fotografía: Stéphane Fontaine/Duración: 100 minutos
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