Un nuevo FICM inicia y con él la oportunidad de conocer nuevas propuestas cinematográficas; así como experimentar el cine desde otra perspectiva, una en donde existe la posibilidad de conocer a los creadores de estas películas y entablar una conversación más directa sobre su obra.
Y sí, aunque compartimos un evento, cada asistente vive el festival de manera diferente, lo que hace que ocurra una que otra anécdota curiosa.
Mi FICM de este año inició con algunos contratiempos y todo gracias a las fallas que hubo en la venta de boletos por internet. Algo ocurrió en el sistema que revolvió las órdenes de compra, así que cuando pedí las impresiones de mis entradas, aparecían bajo el nombre de otra persona (y otra función). Afortunadamente, los empleados de Cinépolis me dieron mis pases (excepto dos, que ya veremos qué sucede con ellos).
La primera función del día fue la cinta en competencia Casa Caracol, la cual inició poniéndonos un sustazo a todos los asistentes. Por alguna razón se activó una alerta de emergencia de la sala y sonó el suficiente tiempo como para imaginar de todo.
En lo personal creí que empezaría a temblar en cualquier momento, seguro no fui la única, y no es para menos después de todo lo vivido en fechas recientes. Afortunadamente todo quedó en susto y la proyección comenzó.
Algo que sucede en los festivales es que una vez terminada la función, hay que entrar a la siguiente, y no sólo es pasar a otra sala, también hay cambiar el estado de ánimo.
Para la segunda función ayudó el hecho de que quien presentaba la película, forma parte de la esfera política mundial. El invitado de honor era Al Gore, ex vicepresidente de Estados Unidos, quien fue acompañado por el ex presidente de México, Felipe Calderón, y por la ahora candidata independiente, Margarita Zavala.
Con ellos en la sala, el interés de los medios (en especial los que cubren temas políticos) se incrementó considerablemente. Después de algunos dimes y diretes entre camarógrafos y personal del cine por lograr una toma para los noticieros, los medios abandonaron la sala y la función comenzó.
CASA CARACOL
Cuenta la historia de Sofía, una mujer que lleva varios años lidiando con la desaparición de su esposo. Para tratar de superar esta difícil situación decide tomarse un tiempo y se va de viaje a la huasteca potosina.
Ahí conoce a Nico, quien trabaja en un hostal de la zona. Pronto inician una relación, sin embargo los negocios de Nico los ponen en un grave riesgo.
Casa Caracol forma parte de las películas en competencia de este año y el recibimiento, por parte del público, no fue para nada efusivo.
El principal problema es que la narración avanza de manera muy lenta y para plantear su conflicto, el guion repite situaciones al grado en que se vuelve redundante.
A favor de esta cinta es que la anécdota de esta mujer deja una sensación bastante incómoda. Incluso, la idea de que cada vez es más difícil confiar en otros se queda presente. Vaya, buena intención, mala ejecución.
UNA VERDAD INCÓMODA 2
Diez años después, llega la secuela del documental Una verdad incómoda, donde el ex vicepresidente, Al Gore, advertía los graves retos que el planeta Tierra enfrentaba ante el Cambio Climático.
Gore ha hecho de éste, el tema de su vida, tanto que se ha dedicado a entrenar a nuevos líderes que ayuden a concientizar a las personas de sus comunidades, tarea que es narrada en esta nueva cinta.
Lo que hace 10 años parecía lejano, en esta secuela nos damos cuenta que ya está ocurriendo. Durante un largo tiempo, la naturaleza pidió ayuda a gritos y no supimos escucharla. Ahora estamos viviendo las consecuencias y si ponemos en el mapa a un personaje como Donald Trump, la cosa se pondrá peor.
Hasta aquí las primeras impresiones de lo visto en mi primer día en el FICM, esperando mejore la competencia y ocurran nuevas anécdotas.
Aprovechando la visita | DESDE EL FICM 2017: DÍA 2
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